¿Fue suerte o fue amor?
Este relato, se lo dedico a mis padres, que han pasado 48 años juntos en matrimonio, en este mundo poético, que puede ser a veces cruel, a veces impredecible, pero en el cual nunca se vive solo.
Un día mi hija mayor me preguntó:
—Papá, ¿fue suerte o fue amor?
Desconcertado por la pregunta, la volteé a ver.
—¿Fue suerte o fue amor? —repitió, y luego añadió…
—Haber conocido a mamá… ¿fue suerte o fue amor?
La pregunta me dejó sordomudo.
En ese momento no escuché nada más que mi propia voz,
que me repetía una y otra vez: ¿Fue suerte o fue amor? ¿Suerte o amor?
Paralizado, pensando, analizando… con la misma pregunta.
Por fin, una voz respondió dentro de mi cabeza:
Qué suerte haberte conocido. Qué suerte que aceptaras salir conmigo.
Qué suerte haberte gustado… mucho o poco, con mis defectos, con mis encantos,
con mi forma de tratarte con delicadeza.
Qué suerte que vieras en mí, tus sueños, tus deseos, mi forma imperfecta de ser.
Qué suerte la mía, que me ayudaras a corregir mis errores.
La vida nos dio una oportunidad y nosotros dimos vida a una familia.
Cuatro hijos, un hogar, un futuro.
El tiempo marcó nuestros caminos: algunos brillantes, algunos sombríos.
Pero siempre juntos.
Contigo aprendí de la buena compañía y de la tediosa soledad.
De lo que es la alegría y la ambigüedad.
A diferenciar lo mejor de lo grandioso, lo mucho, lo poco… y lo nada.
He pasado contigo tantos años… creo que me conoces tan bien.
Mejor que nadie. Mejor que ayer.
Y que no hay un solo minuto en el que no piense que estar contigo mejora todo;
que sin ti, la vida, mi vida, estaría vacía.
Entonces concluí…
Y si mi hija me volviera a preguntar qué fue, ¿suerte o amor?, sin dudarlo respondería:
“Qué suerte la mía, haberme enamorado de ti, querida esposa.”
Que la vida no acaba mientras los sueños vivan.
Que los problemas terminan cuando todo se olvida.
Que la pureza del verdadero amor es tenerte sin obligarte,
y quererte tal como eres.
Prefiero la guerra contigo… que la paz sin ti.
— Aracely Araiza
(Fragmentos de la voz que habita en mí, 2025)
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